él murió de pie, nunca regresó.
Vuelve a mÃ,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mÃ,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mÃ.
Ella no olvida aquel frÃo adiós,
se heló su sangre y tembló su voz,
mientras se alejaba su joven amor.
Cuentan que todas las mañanas va,
a conversar con un viejo árbol
gris,
a él le habla de su gran soledad.
Vuelve a mÃ,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mÃ,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mÃ.
Dónde estás amor,
donde duermes hoy,
dame el beso aquel,
que me dijo adiós,
que me dijo, adiós.
Vuelve a mÃ,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mÃ,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mÃ.