luego empezaré a coser tequieros en un papel
y a barrer el querer con los pelos de un pincel..
y en cuanto acabó de zurcir las heridas de
las noches mal dormidas llegué yo
y le llené de flores el jergón para los dos,
sin espinas, de colores, que se rieguen
cuando llore y cuando no, las sulfatamos
con nuestro sudor,
y me confesó, cuando quieras arrancamos que
en las lÃneas de la mano lo leyó,
que se acabó el que la quemara el sol,
pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!,
tranqui, solo es mi maltrecho corazón,
que se encabrita cuando oye tu voz, el muy cabrón
¿qué coño le pasara que ya no sale a volar ?
¿tal vez le mojó las plumas el relente de la luna?
le volvió loca el sonÃo de las gotas de rocÃo
cuando empieza a clarear y aún no se ha dormÃo
y me enamoró, aunque era un hada alada y
yo seguÃa siendo nada no importó,
eramos parte del mismo colchón
hasta que juró,"nos querremos mas que nadie
pa que no corra ni el aire entre tu y yo",
sentà que me iba faltando el calor, y digo yo...
le hizo un trato al colchón, con su espuma se forró
el corazón, que anoche era de piedra y al alba era
de mimbre que se dobla antes que partirse...
amaneció, la vi irse sonriendo, con lo puesto,
por la puerta del balcón, el pelo al viento
diciendome adiós, porque decidió que ya
estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón,
de trovadores de contenedor.